martes, 13 de enero de 2009

La historia del hombre de nuestras vidas

Mediaba Agosto del 48' cuando llegó el cuarto varón de esta Noble, Muy Noble familia, “el Pelado”..., en medio de agujas colchoneras y lanas tibias, entre la ensortijada glicina que perfumaba la galería de una vieja casona, entre los mates de la Keka, hizo su aparición, el mismo que jugó con sus seis hermanos en la cuadra de Paraguay e Italia, aquel que rompía sin querer queriendo los vidrios del asilo provocando la ira de las pobres monjas que salían corriendo solo para ver que en la calle ya no quedaba ni el loro.
El flaquito desgarbado que se doblaba de frío en invierno con sus pantaloncitos cortos. Aquel que tuvo como primeros zapatos nuevos unos abotinados de charol, obsequio de un vecino caritativo, y aunque eran dos números menos de su talla, la alegría era tan grande que los usaba contento aunque tuviera que arremangar los dedos.
Aquel que en el apuro fue a la escuela con guardapolvo y solo su calzoncillo debajo causando el asombro de la maestra pues no podía entender porque Rubencito estaba tan quietito...
Haciendo memoria entre tantas anécdotas que nos contaba, nos hacía llorar recordando las peripecias que padecían en su humilde hogar, aunque rodeado de amor, con incansable atención de su madre, que era una santa, sí Santa Keka, que pese a tener 7 varones le llevaba el desayuno a cada una de sus camas y los atendía como si fueran uno.
El mismo que se pasaba la noche en vela esperando que Antonio, el séptimo, se convirtiera en lobisón, sin ningún resultado, porque el otro roncaba como los dioses.
De pequeño limpió pisos, lustró botas en la plaza, vendió tortas negras y hasta fue monaguillo, sí, sí fue monaguillo, no sabemos si en un intento desesperado del cura para que no le rompiera más vidrios con la pelota o por real vocación.
Pero en su búsqueda por su verdadera pasión, se topó con algo que le llenaría el alma por años, y que luego, por su sangre lo transmitiría a quienes pudieron lograr cosas que el quizás no logró en este sentido, pero que las festeja como propias.
El básquet, el fútbol…el deporte en general, siempre marco en su vida, una forma de dispersión, una gran pasión que se aumentaba y cambia a veces. Como por ejemplo, cuando salía a gritar los goles de Boca, él siendo gallina, porque Don Crespín le pagaba 20 centavos por gritar cada gol xeneise… esa pación económica se convirtió luego en uno de sus amores, su incondicional equipo.
Siempre se lo veía al Flaco armando equipos con sus hermanos (su querido Conglomerado), jugando en cualquier club, tirando en un aro de básquet colgado en la pared de la iglesia, cualquier lugar y cualquier motivo era bueno para jugar un picadito de fútbol o un mano a mano de básquet.
De a poquito ese noble y activo muchachito se fue haciendo hombre, y bueno... ¡llegó el amor!! y que mejor candidata que la hija del patrón, es que desde chico tenia grandes aspiraciones, sí, sí, y pese a la resistencia del trompa, Don Sampietro, consiguió enamorar a la que sería la primera de sus siete mujeres. Sí, porque ha logrado el sueño del pibe, tiene con sus 60 años, siete mujeres. ¿Quién diría No? ... miralo al flaco, con esa cara de yo no fui. Bueno, siguiendo con este breve recorrido, como decíamos, se casó con la Chiche. Hubo fiesta y todo, y como no podía con su genio enganchó a dos de sus hermanos con sus dos cuñadas, para que todo quedara en familia.
Pasaron algunos años y siendo experto en arreglar relojes, porque hace 40 años se arreglaban, cambió el rumbo de su profesión y se dedicó a la fotografía y a la filmación, otra de las pasiones de su vida. Se transformó en el señor que trabajaba en la tele....pavada de título para cuando había sólo un televisor blanco y negro en toda la manzana. ¿Quién no lo conocía entonces? Era mas conocido que la ruda, con esa figura rara para la época porque altos había muy pocos, y encima con una cámara que pesaba como 40 kilos en su hombro, era realmente para no pasar desapercibido.
Ya papá (baboso), nos llevaba a todos lados y nos mimaba como sólo él y mamá sabían hacerlo. Cuantas veces, de madrugada nos despertaba al volver del trabajo con helado que era para nosotras algo maravilloso o el día de cobro nos llevaba a su cama y hacía llover sobre nuestras cabezas todos los billetes de su salario, y nos tirábamos y los juntábamos porque alguno seguro era para sus hijas.
Tantas cosas hizo por nosotras.... Logró que nuestras infancias fueran algo mágico, imposible de olvidar.
En menos de lo que canta un gallo la casa se invadió de cuatro chancletas más, que sumadas a las tres que ya copábamos su vida conformamos sus siete mujeres, el sueño de todo hombre, o la pesadilla, en fin sólo él podrá decir.
Vivimos muchas cosas junto a él, días enteros en el club, fiestas escolares y familiares, pasaron tiempos buenos y no tanto, pero siempre salió adelante, trabajó duro y no flaqueó, claro siempre con el apoyo sin límite de una gran mujer, a veces cuando las cosas no salían como se esperaba, siempre decía “Dios proveerá”, o si hay miseria que no se note y nos transmitía esas ganas de superar cualquier barrera, como hasta ahora... ¡¡¡¡es un león!!!!!
De jovencito lo hicimos abuelo y llegó su primer nieto machito... al fin, luego de tanta mujer en casa, ahora tenía a quien llevar a la cancha. Con el paso del tiempo llegaron ocho nietos más, y pintando ya unas cuantas canas y un poco más gruñón, aunque se enoje, la tranquilidad de la casa se vio absolutamente diezmada.
El primero de sus nietos Jere, como buen primer nieto vivía alzado, en el amplio sentido de la expresión , Micaela la futura jugadora de la WNBA, nos llenó de ternura y picardía, Geraldine, la tímida y dulce, Seba el cuervo cabezón que no quiso ser de boca y ahora paga las consecuencias, Irina, la fashion, ella explora los roperos en busca de lucir mejor, Nico el testarudo y callado de la casa , Dieguito, o Taranta el que hace apuestas y no paga, pero cobra de maravillas y pasa horas mirando fútbol es el Libro gordo de Petete en la materia, Milagrito, bueno que decir de esta criaturita de Dios, deberíamos dedicar un video solo para ella, y Valentina, la regalona, la beba de la familia. Todo ellos son los frutos de todo lo que sembró y a veces aunque rompan las... (horas de tranquilidad) son el motivo del babero más grande.
Sesenta años han pasado desde aquel 11 de Agosto del ‘48 tantas vivencias, tantas cosas lindas y no tantas, que han motivado que hoy estemos todos aquí, para brindarte un pequeño homenaje, porque cada uno de nosotros ha formado parte de algo en tu vida y en cada uno de nosotros hay algo de ti. No es fácil decir a veces todo lo que se siente pero hay momentos en los que un gesto vale mas que mil palabra, este es nuestro gesto, esta es la manera que elegimos para decirte lo mucho que significas para todos nosotros y muy especialmente para estas, tus siete mujeres, incondicionales. ¿Sabes que?... sos el hombre de nuestras siete maravillosas vidas.
Sandra Gabriela Noble

1 comentario:

Inkompleto dijo...

BABOSAS!!!
Me hciiste leer mucho si q voy a escribir poco. Se nota q lo quieren al viejo.. es muy emotivo el texto.
Que sigas bien Sabandija...

Besos